lunes, 16 de abril de 2012

Republicanos durante la II Republica, personajes: Niceto Alcala Zamora


Niceto Alcalá Zamora
Nacido en Priego de Cordoba en 1877 en una familia humilde donde su padre era secretario del ayuntamiento. Esta condición hará que sus primeros años de estudios sean autodidactas en su pueblo, llegando a pesar de ello a muy temprana edad a la facultad de derecho donde se licenció con 17 años  y siendo Letrado del Consejo de Estado con 22.
El futuro presidente de la Republica, de niño
En el plano profesional, alcanzó gran relevancia como experto en derecho, publicando varios estudios al respecto y saliendo elegido como académico de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación con un solo voto en contra, el suyo. A pesar de ello, al realizarse la elección durante la dictadura de Primo de Rivera, su oposición a ella provocó que este le vetara.
En el campo político, al ser su familia de tradición liberal, ingresará en el Partido Liberal liderado por el Conde de Romanones, siendo elegido por primera vez por el distrito de La Carolina en 1905, ocupando a partir de ese momento distintos cargos  políticos, entre ellos los ministerios de Fomento y Guerra y pasando posteriormente, a formar parte del Partido Demócrata de Garcia Prieto.
Como Ministro del Guerra del gabinete de Garcia Prieto le sorprendió en 1923 el golpe de estado, aceptado, y en opinión de don Niceto auspiciado, por el rey Alfonso XIII. Su postura ante la dictadura pasó del apartamiento de la primera línea y los cantos de sirena de Primo de Rivera iniciales, a la persecución y oposición frontal posteriores.
Con la caída de la dictadura y los últimos años de la monarquía, la postura de Alcalá Zamora se tornará en republicana, uniendo sus fuerzas con la derecha conservadora de otro antiguo monárquico, Miguel Maura con el fin de crear una fuerza derechista y laica que facilitara el camino hacia un república de carácter conservador.
Don Niceto, en la carcel tras el levantamiento de Jaca.
Crearán así, la Derecha Liberal Republicana, participando en el Pacto de San Sebastián y los distintos complots para acabar con el régimen, lo que le llevó a la cárcel tras el fracasado levantamiento de Jaca y presidiendo  el comité revolucionario creado para promover la llegada de la Republica.
Convertido este comité en gobierno, lo presidirá hasta Octubre de 1931, cuando debido a las divergencias surgidas por la redacción de la Constitución, especialmente en cuanto a la cuestión religiosa, lo abandone junto con Miguel Maura.
Firmantes del pacto de San Sebastian.
No le había ido tampoco muy bien en las elecciones de ese año, consiguiendo el partido creado junto con Miguel Maura, Derecha Republicana Democrática, solo 25 escaños. A pesar de ello, su prestigio hizo que fuera elegido Presidente de la República.
Su actuación como presidente fue polémica. Convencido de que la República debía ser conservadora y laica, sus esfuerzos se centraron en evitar que los extremismos accedieran a la presidencia del gobierno llamando a gobernar a personajes moderados, si bien según sus detractores su intención era que los presidentes del gobierno no le pudieran hacer sombra.

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Promesa de fidelidad a la Constitución de Alcalá Zamora ante la Cámara.
No le fue demasiado bien, el primer elegido fue Manuel Azaña, que lideraba un pequeño partido republicano que solo contaba con 26 escaños, pero con una personalidad desbordante que pronto chocaría con la del presidente del gobierno.
Durante este tiempo se producirá la transformación de la Derecha Liberal Republicana, en Partido Progresista Republicano, y la escisión promovida por Maura, que crearía el Partido Conservador Republicano.
En 1933 retirará, después de los sucesos de Casas Viejas, su confianza a Manuel Azaña, procediendo Alcalá Zamora a disolver las cortes y convocar elecciones, donde resultaron vencedores la CEDA y los radicales, que se presentaron coaligados. Decidido a apartar del poder al partido católico, llamó a gobernar a Lerroux, que lo hizo con el apoyo parlamentario de la CEDA, oponiéndose a la entrada de ministros de esta formación, si bien en Octubre de 1934 tuvo que aceptar su llegada.
La motivación de Alcalá Zamora para actuar de esta forma era que dudaba enormemente de la lealtad republicana de la CEDA. Durante estos años el presidente de la República tendrá distintos enfrentamientos con el gobierno, negándose a firmar varias penas de muerte con motivo de la Revolución de Asturias, al igual que lo había hecho anteriormente con las que le habían presentado por el golpe de estado de Sanjurjo en 1932.
También estuvo rodeada de polémica su actuación en el asunto del estraperlo, en el que estaban implicados algunas personas del Partido Radical y que si bien no afectó directamente a Alejandro Lerroux, si que selló, junto con las escisiones y otros escándalos, el futuro de los radicales. Alcalá Zamora será quien reciba y lleve al congreso, enviado por Daniel Strauss, las evidencias de los sobornos recibidos por ciertos radicales con el fin de poder instalar el fraudulento juego.
Su actuación en este tema fue también polémica, ya que se duda de si el político conservador fue un mero actor pasivo, recibiendo la información y trasladándola al parlamento, o activo, promoviendo el escándalo y magnificando su importancia. La motivación de Alcalá Zamora en este último caso sería la de terminar con el Partido Radical con el fin de ocupar su espacio electoral en el centro.
Para ello, promovió la formación de una fuerza de centro, liderada por Portela Valladares que ocupara este espacio y compitiera, aprovechando la presencia en el gobierno de Portela y la utilización que podía realizar de los gobernadores civiles, con las fuerzas a izquierda y derecha.
De esta forma, tras la caída del último gobierno radical-cedista, Alcalá Zamora se negará a llamar a Gil Robles a gobernar, tal y como este esperaba, disolviendo las Cortes, llamando a formar un gobierno de transición a Portela Valladares hasta las elecciones, convocadas para Febrero de 1936.
Pasando revista en San Sebastian durante su mandato
Las elecciones de 1936 significarían una gran victoria, mas en escaños que en votos, de las izquierdas coaligadas en el Frente Popular y la derrota, además de la derecha, del partido de centro auspiciado por Alcalá Zamora que rondará el medio millón de votos. Tampoco su antiguo partido, el progresista, conseguirá buenos resultados.
Enemistado a izquierda y derecha del arco parlamentario, una vez formadas las nuevas cortes estas abordarán, tal y como marcaba la Constitución, su actuación en la disolución de las mismas.  La Constitución señalaba que el presidente de la República podía disolver las Cortes en dos ocasiones durante su mandato, si bien, la primera tarea de las Cortes resultantes de esta segunda disolución era enjuiciar, como he dicho antes, los actos del presidente en este sentido.
Para sus detractores, que eran mayoría, Alcalá Zamora había tardado demasiado en disolver las Cortes en esta segunda ocasión, considerando su actuación injustificada. Abandonado por todos, la izquierda votó a favor de la destitución, la derecha se ausentó del hemiciclo y solo cinco diputados votaron en contra.
La controversia en este caso vino por el número de disoluciones de Cortes que había realizado Alcalá Zamora, ya que para algunos, las Cortes Constituyentes, por su condición no podían ser consideradas en el cómputo.  Tras una pequeña resistencia, el presidente de la República abandonó el cargo siendo sustituido interinamente por Martinez Barrios y tras elección, por Manuel Azaña.
El inicio de la Guerra Civil le sorprendió de viaje, decidiendo no regresar a España y fijando su residencia en Francia. Tras el inicio de la Guerra Mundial, trasladará su residencia a Argentina, negándose posteriormente  a regresar a España. En este país aprovechó sus conocimientos de derecho para realizar charlas, artículos, etc…, teniendo a pesar de ello una vida bastante modesta.
Murió en 1949 en el país sudamericano, siendo repatriado su cadáver en 1979.
SALUDOS.

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