ALEJANDRO LERROUX
Nacido
en La Rambla (Córdoba), el 4 de Marzo de 1864, en una familia humilde
donde su padre era veterinario militar, el joven Lerroux siguió
inicialmente sus pasos alistándose en el ejército, sin bien pronto daría
un giro importante a su vida dedicándose a las leyes y obteniendo la
licenciatura de Derecho en la Universidad de la Laguna.
Sin
embargo, sus inicios en la vida pública serán a través del periodismo,
colaborando con publicaciones como “El País” o “El progreso” y
destacando por su discurso vehemente y demagógico.
En
1899 se traslada a Barcelona, siendo director del diario “La
Publicidad” y dándose a conocer por su republicanismo y su defensa del
movimiento obrero, en especial posicionándose contra los procesos de
Montjuic, lo que le valió una gran popularidad en los ámbitos populares,
llegando a ser llamado “El emperador de Paralelo”.
Siguiendo
con su carrera política, fundará el partido Unión Republicana junto con
Nicolás Salmerón y conseguirá acta de diputado en las elecciones de
1901 y repitiendo en posteriores consultas.
En
estos años formulará un discurso poco cohesionado pero que destacaba
por su populismo y demagogia, así como caracterizado por su
antimilitarismo, anticatalanismo y anticlericalismo. En sus
intervenciones llama a los “jóvenes barbaros” a terminar con la
civilización decadente, a destruir los templos y “levantar los velos a
las novicias y hacerlas madres”.
Por
otra parte, la deriva catalanista de la Unión Republicana de la mano de
Salmerón hizo que Lerroux se fuera distanciando cada vez más del
partido y que hiciera caso a los que le aconsejaban crear un partido
republicano de ámbito nacional. De esta forma, aprovechando un discurso
en Santander, creará el Partido Republicano Radical en 1908.
En
1909, el que había sido el gran defensor de los obreros mantuvo una
actitud ambigua ante la Semana Trágica de Barcelona, lo que empezó a
restarle apoyos entre ellos. A pesar de todo, en 1910 alcanza su cenit
consiguiendo mayoría en el ayuntamiento de Barcelona, aunque también
será el inicio de su declive en Cataluña. Los casos de corrupción en el
ayuntamiento, unido a un auge del catalanismo y del anarquismo entre los
obreros hará que el peso político de forma paulatina, por lo que
empezará a dirigir su mirada al resto de España y expandiéndose con
éxito por Valencia, Aragón y Madrid.
Estos
cambios coincidieron con una moderación de su discurso y formas, aunque
su postura ante la dictadura de Primo de Rivera será de franca
oposición, participando en 1926 en la Alianza Republicana, en 1929 en el
pacto de San Sebastián y en 1930, junto con los firmantes de este pacto
en el Comité Revolucionario que con la caída de Alfonso XIII pasará a
ser el Gobierno Provisional de la II República, asumiendo la cartera de
Estado.
Su
actuación en este periodo es bastante criticada por sus compañeros de
gobierno, que echaban en cara a Lerroux sus constantes ausencias en el
extranjero y su falta de implicación en los asuntos más importantes que
ese ejecutivo tuvo que dirimir. Según parece, la actitud de Lerroux
vendría provocada por un deseo que evitar un desgaste prematuro y
también por el rencor que generó en él el hecho de que se designara al
ex monárquico Alcalá Zamora por delante de él, que en aquellos momentos
era el político con mas “pedigrí” republicano.
Formará
parte posteriormente del primer gobierno presidido por Manuel Azaña,
pero su oposición a los ministros socialistas, y un deseo de seguir su
propio camino, le hará abandonarlo, pasando a la oposición con una
postura de franca confrontación con el gobierno, llegando incluso a
insinuarse su apoyo al golpe de Sanjurjo de 1932. En 1933, con la caída
de Manuel Azaña, Alcalá Zamora le llamará para formar gobierno antes de
las elecciones, pero la falta de apoyo en la cámara hará que no supere
una moción de confianza y tenga de dimitir.
Se
presentarán a estas coaligadas en muchos casos con la CEDA de Gil
Robles, consiguiendo de esta forma un gran resultado, con más de cien
diputados, aunque por detrás de la propia CEDA, muy por encima de su
número de votos. La desconfianza de Alcalá Zamora en el partido
conservador, hará que llame a formar gobierno a Lerroux el cual tendrá
una clara mayoría radical con aportaciones de algunos pequeños partidos,
siendo apoyado en el parlamento por la CEDA.
Este
apoyo y entendimiento con la CEDA, provocará una fuerte deriva
conservadora del gobierno de Lerroux, que tendrá como consecuencia que
Diego Martinez Barrio, hasta ahora su colaborador más cercano y fiel,
abandone la formación creando el Partido Republicano Radical Demócrata y
posteriormente en unión del Partido Radical Socialista, la Unión
Republicana. Este abandono del político sevillano junto con varios
diputados, hará que caiga el gobierno, si bien el presidente de la
República volverá a llamarle para formar gobierno, el cual tendrá una
estructura parecía anterior y que caerá debido a la crisis provocada por
la Ley de Amnistía que favorecerá, entre otros a Calvo Sotelo y
Sanjurjo.
Pasará
por un tiempo Lerroux a un segundo plano mientras se llamará a formar
gobierno a Ricardo Samper, también radical, si bien, a la caída de este
volverá a ser llamado por Alcalá Zamora, formando desde aquí hasta su
caída definitiva a finales de 1935, otros tres gobiernos que tendrán,
como característica más relevante, la entrada en Octubre de 1934 de
miembros de la CEDA, por lo que se tendrá que enfrentar, como rechazo a
este hecho, a una huelga general revolucionaria instigada por el PSOE y
que en Asturias derivará, como consecuencia de la unión de todas las
fuerzas obreras, en la Revolución de Octubre. Paralelamente se producirá
en Cataluña un levantamiento nacionalista que proclamará la república
catalana dentro del estado federal español.
Frente
a esto, el gobierno de Lerroux actuará con firmeza utilizando el
ejército y provocando una durísima, y en opinión de muchos
desproporcionada, represión. Como consecuencia se dictarán varias penas
de muertes la cuales Lerroux estaba dispuesto, presionado por Gil
Robles, a aplicar, si bien la negativa de Alcalá Zamora llevó a solo
unas pocas se llevarán a cabo.
En
1935, el gobierno de Lerroux entra en crisis debido al enfriamiento de
sus relaciones con la CEDA y a los casos de corrupción que volverán a
salpicar a los radicales, especialmente el caso del Estraperlo y el caso
Nombela. Especial implicación tendrá Lerroux en el primero, ya que uno
de los promotores del juego ilegal que se pretendía introducir en
España, Strauss, pretendía recuperar el dinero que había puesto para
favorecer este hecho, sobre todo en sobornos, escribiendo al propio
líder radical con el fin de que se le devolviera la inversión con la
amenaza de hacerlo público. Lerroux se negaría al chantaje y Strauss
haría llegar la documentación de la que disponía a Alcalá Zamora,
profundamente enemistado con él y que además tenía la intención de
ocupar el espacio político que ocupaban los radicales.
Alcalá
Zamora llevará los documentos a los Cortes, provocándose el
consiguiente escándalo, que si bien no afecto directamente a Lerroux, si
lo hizo a varios políticos de su partido, lo que junto con el caso
Nombela terminaría provocando la caída del gobierno y también la
descomposición definitiva del partido.
A
las elecciones de Febrero de 1936 acudió el Partido Radical totalmente
hundido y desmoralizado, por lo que en varias circunscripciones lo hizo
dentro de la lista contrarrevolucionaria promovida por Gil Robles, si
bien en otras lo hizo en solitario. El resultado del partido será
pésimo, quedándose en cinco diputados y no consiguiendo escaño el propio
Lerroux.
Esto
provocó un alejamiento gradual de la política. Con motivo del
levantamiento militar de Julio de 1936 se trasladará a Portugal, desde
donde mandará su adhesión al movimiento rebelde. Regresará en 1947,
produciéndose su muerte en Madrid el 27 de Junio de 1949.
Se
conocen pocas actividades suyas ajenas a la política, ya que su función
periodística se basó sobre todo en ella. En 1945 publicará “La pequeña
Historia de España”.
DIEGO MARTINEZ BARRIO
Nacido
en Sevilla el 25 de 1883 en una humilde familia donde su padre era
jornalero y su madre vendedora, su infancia transcurrió marcada por la
penurias económicas y la muerte de su madre cuando el joven Diego
contaba solo con once años.
Esta
circunstancia le obligará a trabajar desde muy corta edad, ejerciendo
primero como panadero y más tarde como tipógrafo, empleado de una
procuraduría y finalmente de un matadero, adquiriendo a la vez de forma
autodidacta una considerable cultura merced a la lectura de cualquiera
de los libros que cayeron en sus manos.
La
primera década del siglo XX sería clave para su evolución política y
profesional, iniciándose en los círculos republicanos., integrándose en
la masonería en la Logia Fe de Sevilla e iniciando su actividad como
periodista.
En
el ámbito político, tras un periodo de influencias anarquistas, se
afiliará a la Juventud Republicana y al Partido Republicano Radical,
donde contará con el apoyo y la protección de Alejandro Lerroux,
iniciando su carrera política en 1910 siendo elegido concejal del
Ayuntamiento de Sevilla, puesto para el que sería elegido igualmente en
1920. En 1923 se presenta como candidato para las Cortes Generales,
siendo elegido como diputado para las Cortes, si bien su designación fue
anulada por el advenimiento de la dictadura de Primo de Rivera.
Desde
ese momento pasó a la oposición activa contra esta dictadura, siendo
elegido presidente del Partido Republicano Radical en Sevilla con el
cual se integró en la Alianza Republicana. En 1930 pasará a formar parte
del Comité Revolucionario salido del Pacto de San Sebastián. Como a
otros muchos republicanos, el levantamiento de Jaca le pilla a
contrapié, teniendo que exiliarse en Francia, desde donde seguirá los
acontecimientos que derivarán en la caída de la Monarquía y la llegada
de la República.
Paralelamente,
en 1908 se afilió, como hemos dicho, a la Logia Fe de Sevilla,
adquiriendo en seguida cierta importancia al conseguir unir todos los
Talleres que existían en la capital andaluza, fundar la Logia Isis y
Osiris y conseguir extenderla por Andalucía Oriental.
Profesionalmente
continuará ejerciendo su oficio como tipógrafo, consiguiendo, con ayuda
varios amigos abrir la Tipografía Minerva, que será la base de sus
ingresos a partir de ese momento. Empezará también cierta actividad
periodística, que tenía sus antecedentes en varias publicaciones
libertarias, y que después de colaborar en varias modestas publicaciones
republicanas, se traducirá en la edición del periódico “El Pueblo”, que
se publicará entre 1910 y 1912.
Como
hemos apuntado, la llegada de la República le sorprenderá en el exilio
francés de Hendaya, de donde regresará inmediatamente como miembro del
Comité Revolucionario, que una vez transformado en Gobierno Provisional,
significó su nombramiento como Ministro de Comunicaciones, hecho que
coincidió casi en el tiempo con su nombramiento como Gran Maestre
Nacional del Grande Oriente Español y vicepresidente del Partido
Republicano Radical.
A
partir de este momento y hasta su abandono del partido en 1934, su
trayectoria política irán íntimamente unida a la de su líder, Alejandro
Lerroux, manteniéndose en principio junto a este como ministro radical
en el primer gobierno de Azaña, y abandonándolo debido a las
discrepancias de los radicales con la presencia de ministros
socialistas, realizando, a partir de ese momento una oposición bastante
dura contra el gobierno hasta su caída a finales de 1933.
A
raíz de esta caída, y después de un breve gobierno presidido por
Lerroux, Diego Martinez Barrio será designado por Alcalá Zamora para
dirigir el ejecutivo que lleva a cabo las elecciones de 1933, en las que
el Partido Radical conformará ciertas alianzas con la CEDA con las que
el político sevillano no estará de acuerdo.
El
resultado de las elecciones será muy positivo para los radicales, que
consiguen en torno a los cien diputados, solo por detrás de la CEDA. La
desconfianza de Alcalá Zamora hacia el partido de Gil Robles hará que el
político que sea llamado a gobernar sea Alejandro Lerroux, que lo hará
con el apoyo parlamentario del partido conservador que ejercerá una
enorme presión para que los radicales lleven a cabo políticas
conservadores y contrarreformistas con respecto al bienio anterior.
Según
comenta Martinez Barrio en sus Memorias, la CEDA estaba consiguiendo
todo lo que Gil Robles apuntaba en sus discursos, desde fuera del
gobierno, por lo que el sector más progresista del partido, encabezado
por el, estaba totalmente en contra de este hecho.
De
esta forma, este sector de la mano del político sevillano, abandona el
Partido Republicano Radical y a su líder y mentor, Alejandro Lerroux,
para crear el Partido Republicano Radical Demócrata. Esta escisión
provocará una grave crisis en el radicalismo, ya que Martinez Barrio era
uno de los personajes más respetados dentro de el.
Poco
después el Partido Radical Democrático se juntara con lo poco que que
del Partido Radical Socialista, y junto con Gordon Ordax, formarán Unión
Republicana. Surge entonces la idea, vistos los resultados de la
elecciones de 1933 donde el centro derecha consiguió, gracias a sus
alianzas electorales, un gran resultado, de una gran alianza de
izquierdas. Esta alianza estará en principio propuesta por Sanchez Román
para una gran unión de las izquierdas republicanas, sin embargo
Martinez Barrio considera, salvando también las reticencias de Azaña,
que se debe ampliar el espectro a la izquierda obrera, incluso cuando
Largo Caballero imponga, para participar, la inclusión de los pequeños
partidos marxistas como el PCE o el POUM.
La
victoria de esta alianza estrictamente electoral, el Frente Popular,
deparará al partido de Martinez Barrio la cifra de 36 escaños, justo por
detrás del PSOE, la CEDA e Izquierda Republicana. A partir de aquí
tanto el político sevillano como el partido que lidera se convertirán en
apoyo esencial para Azaña e Izquierda Republicana, que serán los
designados por Alcalá Zamora para formar gobierno.
Diego
Martinez Barrio será de este modo designado como Presidente de las
Cortes, y su partido tendrá varios ministros en los gobiernos de Azaña y
posteriores. Como consecuencia de la destitución de Alcalá Zamora como
Presidente de la República, y hasta la elección de Manuel Azaña para
este cargo, ocupará el máximo cargo del estado.
La
noche del 18 de Julio de 1936, y con el ejército de África en franca
rebelión, recibirá el encargo por parte de Azaña de formar un gobierno
de concentración con el fin de evitar el levantamiento. Intentará así
atraer a políticos de todo signo para formar un gobierno de amplio
espectro, consiguiendo solo integrar, además de los partidos que hasta
ahora habían conformado el gobierno, el Partido Nacional Republicano de
Sanchez Román.
Seguidamente,
intentará contactar con todas las capitanías generales del ejército, y
si bien logra la adhesión de varios de ellos, no logrará convencer a
ninguno de los implicados, no pudiendo incluso hablar con alguno de
ellos. Cuenta Martinez Barrio en sus Memorias que Cabanellas, masón y
republicano como él, le llegó a decir que si su gobierno se hubiera
formado antes, todo hubiera sido distinto, pero ya no había marcha
atrás. En similares términos se expreso Mola.
No
es cierto, según también sus propias memorias, que ofreciera a los
militares formar gobierno, limitándose a pedirles su lealtad. Al día
siguiente, fracasada su gestión y ante las presiones de las masas
caballeritas, dimitirá, si bien posteriormente gestionará con bastante
más éxito el mantenimiento de la zona de Levante como leal a la
República y presidirá las escasas reuniones de las Cortes que se
celebrarán durante la guerra, siendo, además, uno de los más cercanos
consejeros de Azaña.
En
Febrero de 1939, tras la caída de Barcelona, pasará a Francia donde
recibirá, como presidente de las Cortes, la dimisión de Azaña. Con el
inicio de la II Guerra Mundial, se trasladará a Cuba y México, donde se
afincará promoviendo la ayuda a la emigración de los exiliados españoles
en Francia hacia América.
En
1941 será condenado, en rebeldía, por el Tribunal Especial para la
represión de la Masonería y del Comunismo a treinta años de cárcel e
inhabilitación absoluta.
En
1943 creará, junto con Indalecio Prieto, la Junta Española de
Liberación para reagrupar a todos los grupos republicanos y en 1945
conseguirá juntar unos cien diputados en México, siendo elegido
presidente de la República, cargo que ostentará hasta su muerte.
En
1946 regresará a Francia, instalándose modestamente en Paris, desde
donde pretendía instar al fin de la dictadura de Franco por parte de las
democracias triunfantes, si bien pronto tuvo que aceptar que estas no
iban a hacer nada para conseguirlo.
De
esta forma, fue languideciendo al mismo ritmo que el apoyo
internacional a la República, falleciendo en Paris en 1962. En el año
2000, conforme a sus deseos, sus restos y los de su mujer fueron
trasladados y enterrados en su Sevilla natal.
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