sábado, 21 de abril de 2012

Republicanos durante la Segunda Republica: Alejandro Lerroux y Diego Martinez Barrio

ALEJANDRO LERROUX
Nacido en La Rambla (Córdoba), el 4 de Marzo de 1864, en una familia humilde donde su padre era veterinario militar, el joven Lerroux siguió inicialmente sus pasos alistándose en el ejército, sin bien pronto daría un giro importante a su vida dedicándose a las leyes y obteniendo la licenciatura de Derecho en la Universidad de la Laguna.
Sin embargo, sus inicios en la vida pública serán a través del periodismo, colaborando con publicaciones como “El País” o “El progreso” y destacando por su discurso vehemente y demagógico.
En 1899 se traslada a Barcelona, siendo director del diario “La Publicidad” y dándose a conocer por su republicanismo y su defensa del movimiento obrero, en especial posicionándose contra los procesos de Montjuic, lo que le valió una gran popularidad en los ámbitos populares, llegando a ser llamado “El emperador de Paralelo”.
Siguiendo con su carrera política, fundará el partido Unión Republicana junto con Nicolás Salmerón y conseguirá acta de diputado en las elecciones de 1901 y repitiendo en posteriores consultas.
En estos años formulará un discurso poco cohesionado pero que destacaba por su populismo y demagogia, así como caracterizado por su antimilitarismo, anticatalanismo y anticlericalismo. En sus intervenciones llama a los “jóvenes barbaros” a terminar con la civilización decadente, a destruir los templos y “levantar los velos a las novicias y hacerlas madres”.
Por otra parte, la deriva catalanista de la Unión Republicana de la mano de Salmerón hizo que Lerroux se fuera distanciando cada vez más del partido y que hiciera caso a los que le aconsejaban crear un partido republicano de ámbito nacional. De esta forma, aprovechando un discurso en Santander, creará el Partido Republicano Radical en 1908.
En 1909, el que había sido el gran defensor de los obreros mantuvo una actitud ambigua ante la Semana Trágica de Barcelona, lo que empezó a restarle apoyos entre ellos. A pesar de todo, en 1910 alcanza su cenit consiguiendo mayoría en el ayuntamiento de Barcelona, aunque también será el inicio de su declive en Cataluña. Los casos de corrupción en el ayuntamiento, unido a un auge del catalanismo y del anarquismo entre los obreros hará que el peso político de forma paulatina, por lo que empezará a dirigir su mirada al resto de España y expandiéndose con éxito por Valencia, Aragón y Madrid.

Estos cambios coincidieron con una moderación de su discurso y formas, aunque su postura ante la dictadura de Primo de Rivera será de franca oposición, participando en 1926 en la Alianza Republicana, en 1929 en el pacto de San Sebastián y en 1930, junto con los firmantes de este pacto en el Comité Revolucionario que con la caída de Alfonso XIII pasará a ser el Gobierno Provisional de la II República, asumiendo la cartera de Estado.

 
Su actuación en este periodo es bastante criticada por sus compañeros de gobierno, que echaban en cara a Lerroux sus constantes ausencias en el extranjero y su falta de implicación en los asuntos más importantes que ese ejecutivo tuvo que dirimir. Según parece, la actitud de Lerroux vendría provocada por un deseo que evitar un desgaste prematuro y también por el rencor que generó en él el hecho de que se designara al ex monárquico  Alcalá Zamora por delante de él, que en aquellos momentos era el político con mas “pedigrí” republicano.
Formará parte posteriormente del primer gobierno presidido por Manuel Azaña, pero su oposición a los ministros socialistas, y un deseo de seguir su propio camino, le hará abandonarlo, pasando a la oposición con una  postura de franca confrontación con el gobierno, llegando incluso a insinuarse su apoyo al golpe de Sanjurjo de 1932. En 1933, con la caída de Manuel Azaña, Alcalá Zamora le llamará para formar gobierno antes de las elecciones, pero la falta de apoyo en la cámara hará que no supere una moción de confianza y tenga de dimitir.
Se presentarán a estas coaligadas en muchos casos con la CEDA de Gil Robles, consiguiendo de esta forma un gran resultado, con más de cien diputados, aunque por detrás de la propia CEDA, muy por encima de su número de votos. La desconfianza de Alcalá Zamora en el partido conservador, hará que llame a formar gobierno a Lerroux el cual tendrá una clara mayoría radical con aportaciones de algunos pequeños partidos, siendo apoyado en el parlamento por la CEDA.
Este apoyo y entendimiento con la CEDA, provocará una fuerte deriva conservadora del gobierno de Lerroux,  que tendrá como consecuencia que  Diego Martinez Barrio, hasta ahora su colaborador más cercano y fiel, abandone la formación creando el Partido Republicano Radical Demócrata y posteriormente en unión del Partido Radical Socialista, la Unión Republicana.  Este abandono del político sevillano junto con varios diputados, hará que caiga el gobierno, si bien el presidente de la República volverá a llamarle para formar gobierno, el cual tendrá una estructura parecía anterior y que caerá debido a la crisis provocada por la Ley de Amnistía que favorecerá, entre otros a Calvo Sotelo y Sanjurjo.
Pasará por un tiempo Lerroux a un segundo plano mientras se llamará a formar gobierno a Ricardo Samper, también radical, si bien, a la caída de este volverá a ser llamado por Alcalá Zamora, formando desde aquí hasta su caída definitiva a finales de 1935, otros tres gobiernos que tendrán, como característica más relevante, la entrada en Octubre de 1934 de miembros de la CEDA, por lo que se tendrá que enfrentar, como rechazo a este hecho, a una huelga general revolucionaria instigada por el PSOE y que en Asturias derivará, como consecuencia de la unión de todas las fuerzas obreras, en la Revolución de Octubre. Paralelamente se producirá en Cataluña un levantamiento nacionalista que proclamará la república catalana dentro del estado federal español.

Frente a esto, el gobierno de Lerroux actuará con firmeza utilizando el ejército y provocando una durísima, y en opinión de muchos desproporcionada, represión. Como consecuencia se dictarán varias penas de muertes la cuales Lerroux estaba dispuesto, presionado por Gil Robles, a aplicar, si bien la negativa de Alcalá Zamora llevó a solo unas pocas se llevarán a cabo.
En 1935, el gobierno de Lerroux entra en crisis debido al enfriamiento de sus relaciones con la CEDA y a los casos de corrupción que volverán a salpicar a los radicales, especialmente el caso del Estraperlo y el caso Nombela. Especial implicación tendrá Lerroux en el primero, ya que uno de los promotores del juego ilegal que se pretendía introducir en España, Strauss, pretendía recuperar el dinero que había puesto para favorecer este hecho, sobre todo en sobornos, escribiendo al propio líder radical con el fin de que se le devolviera la inversión con la amenaza de hacerlo público.  Lerroux se negaría al chantaje y Strauss haría llegar la documentación de la que disponía a Alcalá Zamora, profundamente enemistado con él y que además tenía la intención de ocupar el espacio político que ocupaban los radicales.
Alcalá Zamora llevará los documentos a los Cortes, provocándose el consiguiente escándalo, que si bien no afecto directamente a Lerroux, si lo hizo a varios políticos de su partido, lo que junto con el caso Nombela terminaría provocando la caída del gobierno y también la descomposición definitiva del partido.
A las elecciones de Febrero de 1936 acudió el Partido Radical totalmente hundido y desmoralizado, por lo que en varias circunscripciones lo hizo dentro de la lista contrarrevolucionaria promovida por Gil Robles, si bien en otras lo hizo en solitario. El resultado del partido será pésimo, quedándose en cinco diputados y no consiguiendo escaño el propio Lerroux.
Esto provocó un alejamiento gradual de la política. Con motivo del levantamiento militar de Julio de 1936 se trasladará a Portugal, desde donde mandará su adhesión al movimiento rebelde. Regresará en 1947, produciéndose su muerte en Madrid el 27 de Junio de 1949.
Se conocen pocas actividades suyas ajenas a la política, ya que su función periodística se basó sobre todo en ella. En 1945 publicará “La pequeña Historia de España”.
DIEGO MARTINEZ BARRIO
Nacido en Sevilla el 25 de 1883 en una humilde familia donde su padre era  jornalero  y su madre vendedora, su infancia transcurrió marcada por la penurias económicas y la muerte de su madre cuando el joven Diego contaba solo con once años.
Esta circunstancia le obligará a trabajar desde muy corta edad, ejerciendo primero como panadero y más tarde como tipógrafo, empleado de una procuraduría y finalmente de un matadero,  adquiriendo a la vez de forma autodidacta una considerable cultura merced a la lectura de cualquiera de los libros que cayeron en sus manos.
La primera década del siglo XX sería clave para su evolución política y profesional, iniciándose en los círculos republicanos., integrándose en la masonería en la Logia Fe de Sevilla e iniciando su actividad como periodista.
En el ámbito político, tras un periodo de influencias anarquistas,  se afiliará a la Juventud Republicana y al Partido Republicano Radical, donde contará con el apoyo y la protección de Alejandro Lerroux, iniciando su carrera política en 1910 siendo elegido concejal del Ayuntamiento de Sevilla, puesto para el que sería elegido igualmente en 1920. En 1923 se presenta como candidato para las Cortes Generales, siendo elegido como diputado para las Cortes, si bien su designación fue anulada por el advenimiento de la dictadura de Primo de Rivera.
Desde ese momento pasó a la oposición activa contra esta dictadura, siendo elegido presidente del Partido Republicano Radical en Sevilla con el cual se integró en la Alianza Republicana. En 1930 pasará a formar parte del Comité Revolucionario salido del Pacto de San Sebastián. Como a otros muchos republicanos, el levantamiento de Jaca le pilla a contrapié, teniendo que exiliarse en Francia, desde donde seguirá los acontecimientos que derivarán en la caída de la Monarquía y la llegada de la República.
Paralelamente, en 1908 se afilió, como hemos dicho, a la Logia Fe de Sevilla, adquiriendo en seguida cierta importancia al conseguir unir todos los Talleres que existían en la capital andaluza, fundar la Logia Isis y Osiris y conseguir extenderla por Andalucía Oriental.

Profesionalmente continuará ejerciendo su oficio como tipógrafo, consiguiendo, con ayuda varios amigos abrir la Tipografía Minerva, que será la base de sus ingresos a partir de ese momento. Empezará también  cierta actividad periodística, que tenía sus antecedentes en varias publicaciones libertarias, y que después de colaborar en varias modestas publicaciones republicanas, se traducirá en la edición del periódico “El Pueblo”, que se publicará entre 1910 y 1912.
 Como hemos apuntado, la llegada de la República le sorprenderá en el exilio francés de Hendaya, de donde regresará inmediatamente como miembro del Comité Revolucionario, que una vez transformado en Gobierno Provisional, significó su nombramiento como Ministro de Comunicaciones, hecho que coincidió casi en el tiempo con su nombramiento como Gran Maestre Nacional del Grande Oriente Español y vicepresidente del Partido Republicano Radical.
A partir de este momento y hasta su abandono del partido en 1934, su trayectoria política irán íntimamente unida a la de su líder, Alejandro Lerroux, manteniéndose en principio junto a este como ministro radical en el primer gobierno de Azaña, y abandonándolo debido a las discrepancias de los radicales con la presencia de ministros socialistas, realizando, a partir de ese momento una oposición bastante dura contra el gobierno hasta su caída a finales de 1933.
A raíz de esta caída, y después de un breve gobierno presidido por Lerroux, Diego Martinez Barrio será designado por Alcalá Zamora para dirigir el ejecutivo que lleva a cabo las elecciones de 1933, en las que el Partido Radical conformará ciertas alianzas con la CEDA con las que el político sevillano no estará de acuerdo.
El resultado de las elecciones será muy positivo para los radicales, que consiguen en torno a los cien diputados, solo por detrás de la CEDA. La desconfianza de Alcalá Zamora hacia el partido de Gil Robles hará que el político que sea llamado a gobernar sea Alejandro Lerroux, que lo hará con el apoyo parlamentario del partido conservador que ejercerá una enorme presión para que los radicales lleven a cabo políticas conservadores y contrarreformistas con respecto al bienio anterior.
Según comenta Martinez Barrio en sus Memorias, la CEDA estaba consiguiendo todo lo que Gil Robles apuntaba en sus discursos, desde fuera del gobierno, por lo que el sector más progresista del partido, encabezado por el, estaba totalmente en contra de este hecho.
De esta forma, este sector de la mano del político sevillano, abandona el Partido Republicano Radical y a su líder y mentor, Alejandro Lerroux, para crear el Partido Republicano Radical Demócrata. Esta escisión provocará una grave crisis en el radicalismo, ya que Martinez Barrio era uno de los personajes más respetados dentro de el.
Poco después el Partido Radical Democrático se juntara con lo poco que que del Partido Radical Socialista, y junto con Gordon Ordax, formarán Unión Republicana. Surge entonces la idea, vistos los resultados de la elecciones de 1933 donde el centro derecha consiguió, gracias a sus alianzas electorales,  un gran resultado, de una gran alianza de izquierdas. Esta alianza estará en principio propuesta por Sanchez Román para una gran unión de las izquierdas republicanas, sin embargo Martinez Barrio considera, salvando también las reticencias de Azaña, que se debe ampliar el espectro a la izquierda obrera, incluso cuando Largo Caballero imponga, para participar, la inclusión de los pequeños partidos marxistas como el PCE o el POUM.
La victoria de esta alianza estrictamente electoral, el Frente Popular, deparará al partido de Martinez Barrio la cifra de 36 escaños, justo por detrás del PSOE, la CEDA e Izquierda Republicana. A partir de aquí tanto el político sevillano como el partido que lidera se convertirán en apoyo esencial para Azaña e Izquierda Republicana, que serán los designados por Alcalá Zamora para formar gobierno.
Diego Martinez Barrio será de este modo designado como Presidente de las Cortes, y su partido tendrá varios ministros en los gobiernos de Azaña y posteriores. Como consecuencia de la destitución de Alcalá Zamora como Presidente de la República, y hasta la elección de Manuel Azaña para este cargo, ocupará el máximo cargo del estado.
La noche del  18 de Julio de 1936, y con el ejército de África en franca rebelión, recibirá el encargo por parte de Azaña de formar un gobierno de concentración con el fin de evitar el levantamiento. Intentará así atraer a políticos de todo signo para formar un gobierno de amplio espectro, consiguiendo solo integrar, además de los partidos que hasta ahora habían conformado el gobierno, el Partido Nacional Republicano de Sanchez Román.
Seguidamente, intentará contactar con todas las capitanías generales del ejército, y si bien logra la adhesión de varios de ellos, no logrará convencer a ninguno de los implicados, no pudiendo incluso hablar con alguno de ellos. Cuenta Martinez Barrio en sus Memorias que Cabanellas, masón y republicano como él, le llegó a decir que si su gobierno se hubiera formado antes, todo hubiera sido distinto, pero ya no había marcha atrás. En similares términos se expreso Mola.
No es cierto, según también sus propias memorias, que ofreciera a los militares formar gobierno, limitándose a pedirles su lealtad. Al día siguiente, fracasada su gestión y ante las presiones de las masas caballeritas, dimitirá, si bien posteriormente  gestionará con bastante más éxito el mantenimiento de la zona de Levante como leal a la República y presidirá las escasas reuniones de las Cortes que se celebrarán durante la guerra, siendo, además, uno de los más cercanos consejeros de Azaña.
En Febrero de 1939, tras la caída de Barcelona, pasará a Francia donde recibirá, como presidente de las Cortes, la dimisión de Azaña. Con el inicio de la II Guerra Mundial, se trasladará a Cuba y México, donde se afincará promoviendo la ayuda a la emigración de los exiliados españoles en Francia hacia América.
En 1941 será condenado, en rebeldía, por el Tribunal Especial para la represión de la Masonería y del Comunismo a  treinta años de cárcel e inhabilitación absoluta.
En 1943 creará, junto con Indalecio Prieto, la Junta Española de Liberación para reagrupar a todos los grupos republicanos y en 1945 conseguirá juntar unos cien diputados en México, siendo elegido presidente de la República, cargo que ostentará hasta su muerte.

En 1946 regresará a Francia, instalándose modestamente en Paris, desde donde pretendía instar al fin de la dictadura de Franco por parte de las democracias triunfantes, si bien pronto tuvo que aceptar que estas no iban a hacer nada para conseguirlo.
De esta forma, fue languideciendo al mismo ritmo que el apoyo internacional a la República, falleciendo en Paris en 1962. En el año 2000, conforme a sus deseos, sus restos y los de su mujer fueron trasladados y enterrados en su Sevilla natal.

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